La osteopatía es una disciplina de salud que se centra en el equilibrio y la armonía del cuerpo humano para mejorar la calidad de vida. Uno de los principios fundamentales de la osteopatía es la idea de que el cuerpo es una unidad en la que todas sus partes están interconectadas. Esto incluye no solo los huesos, músculos y articulaciones, sino también aspectos más sutiles de la salud, como la conexión entre el cuerpo y la mente. Hoy escribo estas líneas donde mezclo fisiología humana, experiencias y mi opinión para llegar a aquellos que pueda interesar.
Uno de los conceptos clave en la osteopatía es el de la autorregulación. El cuerpo humano tiene la capacidad de sanarse a sí mismo, y la tarea del osteópata es ayudar a despejar los obstáculos que pueden estar impidiendo que este proceso de autorregulación se lleve a cabo. El estrés, la tensión y otros factores de la vida moderna pueden interferir en esta autorregulación, y es aquí donde la naturaleza entra en juego.
Estar al aire libre y en contacto con la naturaleza puede tener un efecto calmante en el sistema nervioso, reduciendo los niveles de estrés y promoviendo la relajación. Cuando el cuerpo está en un estado de relajación, es más capaz de sanarse a sí mismo. Esto se debe en parte a la conexión entre el sistema nervioso autónomo (SNA) y el sistema musculoesquelético, que es una de las áreas en las que los osteópatas trabajan.
Por otro lado los ejercicios aeróbicos como: correr, nadar, andar, ir en bicicleta o cualquier actividad que aumente significativamente la frecuencia cardíaca y la respiración, pueden inducir al cuerpo a generar más endorfinas. Las endorfinas son neurotransmisores que actúan como analgésicos que son secretados por el propio cuerpo y generan una sensación de bienestar y euforia, a menudo conocida como “euforia” o «subidón de ejercicio”.
Cuando realizas ejercicios cardiovasculares, tu cuerpo experimenta un aumento en la demanda de oxígeno y energía para mantener el ritmo. En respuesta a este esfuerzo físico, el sistema nervioso central libera endorfinas como parte de la respuesta al estrés. Estas endorfinas interactúan con los receptores de opio en el cerebro, lo que reduce la percepción del dolor y crea una sensación de euforia y bienestar.
Esta liberación de endorfinas puede ayudar a aliviar el estrés, reducir la ansiedad, mejorar el estado de ánimo y promover una sensación general de felicidad. Muchas personas encuentran que hacer ejercicio regularmente, especialmente los ejercicios cardiovasculares, les ayuda a gestionar mejor el estrés y a mantener una actitud positiva. Cada vez más compañeros de profesión animan a sus pacientes a incorporar la naturaleza en sus vidas diarias, ya sea a través de caminatas al aire libre, actividades al aire libre o simplemente pasando tiempo en un entorno natural por ejemplo: aprovechar los primeros rayos de luz para hacer yoga, hacer senderismo, actividades que incluyan baños de bosque e incluso actividades con animales como son las visitas a granjas-escuela que se pueden hacer en familia.
En diversos países pioneros en educación a nivel mundial como Finlandia o Dinamarca los niños desde la infancia pasan bastante tiempo explorando la naturaleza en las denominada escuelas Waldorf. Aquí en Catalunya, algunas escuelas rurales empiezan a llamar la atención de padres preocupados por una educación alternativa a las pantallas. Otro buen ejemplo para el desarrollo psicosocial del individuo ligado a la exploración de la naturaleza lleno de valores de cooperación y cohesión son las asociaciones tipo CAU que distan de ser tan jerárquicamente militares como los conocidos boy scouts.
Otro aspecto importante de la relación entre la osteopatía y la naturaleza es el concepto de la conexión mente-cuerpo. La osteopatía reconoce que la salud del cuerpo y la mente están intrínsecamente relacionadas. El estrés, la ansiedad y otros problemas emocionales pueden manifestarse en el cuerpo a través de la tensión muscular y la rigidez. Al pasar tiempo en la naturaleza, a menudo se experimenta una sensación de calma y paz que ofrece la oportunidad de desconectar de las distracciones y la estimulación constante que a menudo se encuentra en el entorno urbano con demasiados estímulos que no llegamos a procesar bien. Estar rodeado de arboles, en la playa, el mar o en un desierto… Permite a las personas estar más en sintonía con sus cuerpos y sus necesidades. Cómo osteópata a menudo aliento a mis pacientes a prestar atención a las señales que su cuerpo les envía y a “escuchar” reflexionar o meditar para darse cuenta de lo importante que es invertir en uno mismo. El entorno sí importa.
Un entorno sin techo puede ser vital para nuestra calidad de vida y es que la exposición a la luz solar y la vitamina D es crucial para la salud de los huesos y el sistema inmunológico. Pasar tiempo al aire libre y bajo la luz solar directa puede ayudar a mantener niveles saludables de vitamina D en el cuerpo. Esto es especialmente relevante en regiones donde las personas pueden tener poca exposición al sol debido a los largos inviernos o la vida en interiores.
En resumen, la osteopatía reconoce la importancia de trabajar al aire libre y estar en contacto con la naturaleza como parte de un enfoque holístico de la salud. La naturaleza ofrece una serie de beneficios que pueden ayudar a restaurar el equilibrio y la armonía en el cuerpo y la mente. Desde la reducción del estrés y la tensión muscular hasta la promoción de la autorregulación y la conexión mente-cuerpo, pasar tiempo en la naturaleza puede ser una parte vital de un enfoque de atención médica integral.
A veces el mejor camino a seguir es volver a lo básico, a lo simple. Aire puro, naturaleza, tiempo y espacio para explorar.